Tres fragmentos de algo más grande que todavía no existe. Esta es la tercera parte.
- ¿Ya no me tienes confianza cierto?
- No tanto como quisiera.
- ¿Será por ti o seré yo?
- Por mi
- Yo diría que es mi culpa, aunque pensándolo bien, creo que es a causa de los dos. ¿Cuándo estas conmigo nunca te ha pasado que querés decir más de lo que realmente decís?
- Sinceramente no. ¿Por qué?
- Solo preguntaba. A mi si me sucede y creí que a ti también; a veces parece que por temor te callas cosas que quieres decir. ¿Temor a que? No sé, pero me brindas esa sensación.
- ¿Pero a que le voy a temer?
- No lo sé. La verdad es que suele pasar que las mujeres, ya sea por presión social o mera educación, temen demasiado a decir muchas cosas. En tu caso es aún mayor; le temes demasiado a mostrarte débil, como si los demás no lo fueran.
- Lo sé ¿Pero acaso no es normal temerle al dolor, a la pena? ¿Para que tomar el riesgo? Si la vida puede ser tranquila y aún así buena.
- ¿y que sacas con tranquilidad?
- ¿Y que saco con llorar?
- Momentos, eso es lo que sacas, momentos mucho más profundos y significativos que levantarte a diario para nada, o casi nada.
- Te equivocas. Muchas piensan que no disfruto de la vida debido a mi carácter pasivo, que por que no río de lo mismo que ellos, que por que no me conmuevo de lo que a ellos les produce lagrimas. Creen que no tengo sentimientos cuando la verdad es que simplemente no tengo los de ellos. Tengo lo míos.
- ¿Entonces por qué gritas todas las noches mientras te tapas con las almohadas?
- No lo entenderías
- No intento hacerlo.
Tuesday, July 05, 2005
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