Se durmió la travesura (A Sebastian)

Estas acostado, apoyado sobre la reja de tu cama; lloras profundamente, el sollozo no slo proviene de tu voz y tus ojos sino también de tu alma. Toses con fuerza, te arde la garganta mas el dolor no parece importarte, insistes en continuar llorando.

Continuas forzando tu voz buscando de algún modo estar nuevamente entre los brazos de tu madre, buscando algún consuelo, alguna voz que te diga "Si no sana hoy, tranquilo, todo estará bien, sanará mañana".

Aún solo en tu pequeña prisión de madera creada bajo las razones del amor, empiezas a jadeary en un momento determinado tomas aire y lo aprisionas en tu panza, inicias un forcejeo contigo mismo y te induces el vomito con la seguridad de que así llegarán a rescatarte... pero no esta vez, ya ni eso te sirve.

Entonces, por fin lo entiendes; comprendes que no siempre habrá alguién que te estire sus brazos, que te proteja del mosntruo debajo de tu cama y dentro de tu cabeza.

Encuentras nuevamente la calma, te resignas al hecho de estar solo en algunas ocasiones, pero aún así protegido; cierras nuevamente los ojos, abrazas la almohada o el muñeco de Mickey que tienes a un lado, lo apreta con fuerza y así, con un último suspiro, se duerme la travesura.