Tuesday, June 28, 2005

Todo lo que existe bajo el cielo (parte dos)

Tres fragmentos de algo mas grande que todavía no existe. Esta es la segunda parte

- Me dejaste salir sin ni siquiera matarla a ella primero – Decía entre lagrimas

- ¿Qué querías que hiciera? No tiene ningún sentido matarla si no vas a estar con ella en su muerte.

- Exacto, entonces nunca debí haber salido de ahí, no hasta que estuviéramos seguros de que estaba muerta.

- ¿No se te ha ocurrido que quizás no muera, que quizás si te alejas continuará viviendo y que es precisamente tu presencia la que le impide seguir como un ser humano decente, la que le impide ser lo que debería ser y que en su lugar se ha convertido en lo que tu querías?

- No digas tonterías, no soy su madre.

- Como lo sabes? Ni si quiera recuerdas con claridad quien eres.

- Tienes razón, no lo recuerdo con claridad, pero al menos no me queda ninguna duda de que alguna vez fui ella, quien siempre preguntaba lo mismo, quien cada noche se revolcaba junto a ala decepción. Pero en algo si te equivocas.

- ¿Exactamente en que?

- Dices que quizás no muera y no te has dado cuenta que hace rato ya lo hizo.

- ¿Como así?

- Sí, mírala. Un pequeño descuido y la pobre ya está asfixiada y con la garganta destrozada,

- ¿Cómo pudiste?

- Es lo que habíamos acordado ¿o ya lo olvidaste? Dijimos “Mikaela a cambio de Katalina”. Pero tienes razón al decir que me convertí en lo que quería, más nunca en lo que debía ser.

Wednesday, June 22, 2005

Todo lo que existe bajo el cielo (Parte uno)

Tres fragmentos de algo más grande que todavía no existe. Esta es la primera parte.

No solo gritaba en cuanto la dejaban sola cada noche en su habitación, también se aferraba a sus almohadas y las apretaba contra su rostro lo más fuerte posible para que nadie la pudiese escuchar, para que nadie supiera que también ella era débil.

Y bajo el mismo cielo se encontraba Mikaela, quien pasaba sus días buscando quien le pudiera responder una sola pregunta; y todos los días se acostaba con el corazón intacto.

En cuanto aflojaba sus manos y ya la garganta le ardía de tanto gritar, se daba cuenta que no había sido suficiente, que aún seguía con vida, y no es que Katalina tuviera tendencias suicidas, es solo que siempre imaginó que algún día se le iba a pasar la mano.

La pregunta de Mikaela no era algo sumamente difícil, es solo que nunca había encontrado alguien que le diera una respuesta con la cual se sintiera satisfecha, una co0n la que sabría que esa persona la haría sentir como si todo lo que existe bajo el cielo existiera solo para ella.

Una mañana, Mikaela amaneció muerte en su cama. Parecía haberse asfixiado y por alguna razón, que los adultos nunca entendieron, su garganta estaba severamente lastimada, como si hubiese gritado durante toda la noche.

El mismo día, Katalina, quien apenas la había conocido el día anterior, asistió a su funeral. Se acercó al ataúd de su recién encontrada amiga. Lo abrió, se inclinó sobre el cuerpo y le susurro al oído.

- No lo olvides.

Monday, June 13, 2005

Geografía de la belleza humana

Por que incluso la más atróz de nuestras fealdades
hace parte de nuestra belleza. Por que aquello
que muchas veces resulta desagradable,
es tan solo la belleza huyendo de ser vista.


Cada uno de nuestros pensamientos, nuestras ideas y deseos, hacen parte esencial de quienes somos; son la esencia de todo aquello que nos permite sentir que somos nosotros mismos, un ser único e irrepetible, un ser sin doble, mas nunca un ser completo.

Vagamos por calles, entre sabanas frías, algunas calientes. Pasamos entre colchas de distintos aromas y de una mente a otra llevándonos siempre un pedazo de cada una. Y pasamos de pecho en pecho, siempre dejándolos incompletos, siempre en búsqueda de aquello que nos falta; siempre moldeándonos un poco a imagen de quienes creemos están a nuestra altura colmando nuestro interés, nuestro deseo e incluso llevando al mayor extremo imaginable nuestro libido, borrando por completo nuestro pudor.

Y con la llegada del momento adecuado, abrimos los brazos y con ellos nuestra mente, nuestra alma. Sentimos la armonía latiendo en nuestro pecho y nos mostramos por completo ante dichos seres humanos, únicos e irrepetibles, como nosotros mismos. Los convertimos en privilegiados esperando pacientes, por descubrir quien somos.

Y así, todo lo prohibido, cada una de nuestras ideas y nuestros anhelos, cada uno de nuestros pensamientos, incluso los mas oscuros y obscenos, se revelan. Ya no jugamos a las escondidas, ya no huimos; y con el tiempo nos enamoramos de lo que hemos aprendido.

Descubrimos que lo que realmente amamos de otros no es su belleza, sino la propia. Nos infatuamos con la manera en que nos hacen sentir sobre nosotros mismos, de lo nuestro que está en ellos. Ya lo feo no lo es tanto, se asemeja más a una extraña belleza que no se presta para ser comprendida.

Y en cada oportunidad aprendemos un poco mas de nosotros. Recogemos trozos ajenos encontrados en el camino y aprendemos más de cada quien a nuestro alrededor. Reunimos cada hallazgo y formamos una especie de croquis, al principio un tanto confuso. Lo moldeamos, lo doblamos, borramos algunas partes y las rellenamos con otras.

Poco a poco viajamos entre ese espacio sin forma, lo recorremos con atención, descubriéndolo, reinventándolo ante la más mínima oportunidad de hacerlo.

Y vamos descubriendo nuestras propias bellezas, unas más que otras, pero todas bellas y con ellas las bellezas de otros encontradas también en las propias, sin saber nunca si encontraremos el punto final de todo aquello que conforma nuestra geografía de la belleza humana.

Friday, June 03, 2005

De la amnesia al olvido

Y sigue intentando escribir sobre la lejanía de aquellos que se tienen sumamente cerca, de como uno de ellos terminó en la luna el día en que las estrellas dejaron de flotar sobre los mares; sobre el día en que inventaron las palomas, y de como algunas cogieron vuelo en cuanto sintieron un poco de frío.