Monday, March 05, 2007

A este lado de la existencia (Paraiso)

“Te invito a este lado…”

Acá encontrarías muchas cosas diferentes a las que estabas acostumbrada, sabrías que no es el mismo extremo del mundo que conoces desde la infancia, ese extremo tan tuyo que tan solo tú lo logras reconocer como propio; sabrías que en algún punto te desviaste y terminaste en este lugar, un tanto pequeño si lo miras de manera directa, pero recuerda por favor que con un poco de creatividad se habría agrandado en proporciones abismales, o quizás hubiese bastado mirándolo con el rabillo del ojo.

A este lado de la existencia existe muchísimo amor, sin importar que los cuerpos se encuentren a kilómetros de distancia, a este lado jamás se olvida sino que se aprende, se sigue adelante con el recuerdo de un dolor que hace mucho dejó de doler y se pudo perdonar.

No hay tanta seguridad. Con la puesta de cada sol, amanece otro y trae consigo un nuevo peligro dispuesto a ser vivido por miles de átomos que conforman sonrisas y alguna que otra carcajada.

Pero no vayas creyendo que en este lado todo es perfecto, en absoluto, todo lo contrario,; a este lado nada esta definido con precisión y lo que en un instante se transformó en cuadrado, al siguiente segundo podrá ser etéreo, lo suaves será aire y el aire podrá ser un sonido. Acá nada se mantiene quieto, misma razón por la que acá nada es seguro, pero también hace que todo sea menos aburrido.

Acá existe el para siempre, así dure poco, también encontrarías para siempres que duran una eternidad. Se miente con una extraña fluidez de color blanco, pero las heridas no sangran tinta de color negro.

Entonces, como verás, lo que te propuse es verdaderamente simple, pero quizás no comprendiste, quizás enredamos demasiado las cosas como para entenderlas. Te asustaste y seguro saliste corriendo en búsqueda del camino de ladrillos amarillos que te llevaran de nuevo a ese lado del paraíso, golpeaste tus zapatillas de rubí dejando atrás tu coraje y tu corazón, pero de seguro te quedaste con tu sabiduría.

Quizás no perdonaste, en lugar de eso habrás olvidado, y este lado cesó de existir, al menos para ti, y aunque en verdad sigue existiendo no es lo que pudo ser, es otra cosa, quizás mejor, quizás no tanto, pero es algo diferente y quedó por siempre la duda de cómo pudo haber sido si tan solo aquel día, al acercarme y mirar tus ojos observándome, tu hubieras entendido que lo que dije fue verdaderamente simple:

“Te invito a este lado de la existencia…”

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