Monday, August 08, 2005

La eternidad de las cosas que poco duran

Recoge su cabeza del suelo empantanado. Está húmeda, fría, de sus cabellos gotean los rastros de lluvia alguna vez presente. De labios morados, de dientes blancos y temblorosos.

Recoge su cabeza, se la lleva a casa. La abriga en su colcha de retazos y en su bufanda de colores. Le prepara un brebaje caliente, la mima, le cuenta un cuento.

Se duerme junto a ella, abrazándola, sabiendo que de ahora en adelante esa cabeza será solo suya, esa cabeza que tanto le costó recuperar. Ya pronto alguien volverá a robarla, pero él aún no lo sabe.

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